31 ago 2012

Surtidito

Puede ser que haya arrancado de atrás para adelante (¡no lo niego!).
Pero hace varios meses- cuanto empezó la maratón de casamiento- me acordé de un detalle muy práctico y simple que había visto no hacía mucho tiempo atrás, en uno de los pocos casamientos a los que asistí en mi vida.

En un momento de la tarde (era un casamiento diurno), hice una parada en el baño, y en el momento de lavarme las manos, me encontré con la grata sorpresa de una canastita en la mesada. 

Seguramente los que son más asiduos a estos eventos, ya la deben conocer de memoria, pero para mi fui la primera vez que vi en acción la idea.

Adentro de la canasta había una suerte de variedad de cositas: aspirinas, ibuprofeno, esmalte trasparente, invisibles, hepatalgina.... Una mezcla de cartera femenina y botiquín, todo en uno, lista para apalear cualquier tipo de mini-emergencia que se les podía presentar a los invitados.

Si usualmente no pongo muchas cosas en mi cartera (o por lo menos cosas útiles), menos llevaba encima mío en un casamiento, donde los sobrecitos o carteritas que nos venden para las fiestas son aptas para un juego de llaves, un celular, y con suerte unos Tic-Tacs. 
Así que fue una verdadera salvación.

En fin! Como decía, con mi desorden de arrancar por cualquier lado, una de las primeras cosas que hice, son las canastitas salvadoras de los baños.



Así que chicas (y chicos... porque también hay versión masculina), no sufran si algo no entra en la cartera de la dama o en el bolsillo del caballero. 
En el baño los van a estar esperando estas amigas, para darles un mano con cualquier inconveniente que se presente. 

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